Como toda nena, siempre quise ser como las muñecas Barbie. Simbolizan el prototipo de mujer que se espera en la sociedad: con las medidas soñadas, el pelo lacio y brillante, la ropa última moda y la cara perfecta.
También jugaba mucho con la cocinita. Los juegos de cocina les inculcan a las niñas desde muy chicas que se espera que al crecer sean amas de casa y sepan cocinar para sus familias.
Era muy común que fuera al jardín toda maquillada. El que las nenas usen esmaltes, sombra de ojos, lapices de labio, brillo y rubor porque de alguna forma les enseña como la sociedad espera que se vean.
Uno de los juguetes que más usaba y con el cual siempre salia a pasear era un bebote. Las nenas ven que gran parte de las mujeres adultas en su sociedad tienen bebés y quieren jugar a cuidarlos y a ser responsables con ellos.
Muchas veces en el jardín jugaba con ladrillos de plástico. Me enseñó, con ayuda de un poco de imaginación, a esforzarme para construir un refugio para mi y bebés.
En mi habitación tenía un pequeño pizarrón con tizas de colores. Con él practicaba para convertirme en lo que la mayor parte de las niñas pequeñas quieren ser cuando crezcan, maestra jardinera.
Los animales de peluche me enseñaron a no tenerle miedo a los animales y que a veces son la mejor compañía.
De chica amaba los libros. No sólo me gustaba leerlos, sino que también jugaba a que iba a trabajar y salir a pasear con uno bajo el brazo me hacía sentir mayor. Refleja claramente que la sociedad espera qye la gente sea culta y trabajadora para ser exitosa
También me gustaba mucho que me regalaran libretas y cuadernos para escribir. Jugaba a ser doctora, secretaria o vendedora para decidir en qué querría convertirme cuando creciera
Por úlltimo, cuando me dieron mi primer palo de hockey aprendí a trabajar en equipo, a resolver situaciones rapidamente y a esforzarme para conseguir lo que quiero. Los juegos que jugamos desde niños nos dejan valores que nos servirán cuando seamos mayores.
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